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Muchas veces, las adversidades nos acorralan y nos hacen sentir que estamos desprotegidas. Pero es bueno saber que Dios es nuestro refugio y que podemos acudir a su presencia cuando la angustia y el dolor se apoderan de nosotras. Es el mejor lugar para estar porque, bajo sus alas, nos brinda su cuidado en cada detalle y situación.
Tenemos la garantía de que, en todo momento, su defensa firme y segura nos preservará. Busquemos en el Señor la fuerza y la alegría para enfrentar los desafíos y las luchas diarias.
¡Aprovecha para anotar en tu Diario de Oración los momentos de consuelo, renovación y fortalecimiento para tu vida! Que el Señor, que está siempre contigo, hable a tu corazón a través de estas reflexiones.
Aquí encontrarás:
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